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El grupo más numeroso de genios parece, sin embargo, reducible a la categoría de individuos de sexualidad sanamente vigorosa, pero racionalizada y sublimada. La sublimación se produce ya sea a través de la literatura y el arte, como en Dante, Rembrandt, Goya, Dostoyevski, Pablo Neruda y Charles Chaplin; ya sea a través de éxitos militares, sociales o científicos, como en Hernán Cortés, Juan de Austria, Nelson, Marx, Bismarck, Freud, Lenin, Stalin, John F. Kennedv, Einstein, Heming, Kissinger y otros muchos.
La sublimación permite al individuo obtener una gratificación social, artística o científica que actúa como complemento o substitutivo emocional de la satisfacción sexual propiamente dicha. De esta manera, se puede afirmar que, mediante una destacada actuación profesional, tales personas consiguen una compensación «erótica» sumamente estimada y apetecible. Así surge lo que hoy día se ha dado en llamar la «erótica» del poder. En realidad, cabría hablar con el mismo derecho de la «erótica» del arte, de la ciencia, del poder económico o político. En contrapartida, la plena realización personal y profesional y el éxito social potencian en alto grado el atractivo sexual de la persona. Henry Kissinger, el secretario de Estado americano, lo expresó con toda lucidez cuando afirmó que «el poder es el mayor afrodisíaco».
La sublimación permite al individuo obtener una gratificación social, artística o científica que actúa como complemento o substitutivo emocional de la satisfacción sexual propiamente dicha. De esta manera, se puede afirmar que, mediante una destacada actuación profesional, tales personas consiguen una compensación «erótica» sumamente estimada y apetecible. Así surge lo que hoy día se ha dado en llamar la «erótica» del poder. En realidad, cabría hablar con el mismo derecho de la «erótica» del arte, de la ciencia, del poder económico o político. En contrapartida, la plena realización personal y profesional y el éxito social potencian en alto grado el atractivo sexual de la persona. Henry Kissinger, el secretario de Estado americano, lo expresó con toda lucidez cuando afirmó que «el poder es el mayor afrodisíaco».
Muchas gracias por esta entrada. Parece que la sexualidad es un tema tabú y nadie habla de ella pero en mi opinión y mi caso personal/particular, por lo menos, es de gran importancia: ¡nosotros también follamos! tenemos creatividad corporal también en aspectos como la danza o el sexo, además nos va bien hacer actividades que nos conecten con los tiempos materiales del cuerpo y la materia, nos van bien las de meditación y otras que nos llevan a "pensar de otro modo", y por supuesto, tenemos afectos. Basta ya del estereotipo de que los tontos son tan afectuosos y los listillos no tienen sentimientos, son una especie de Dr Spock ¡nada de eso! ni para unos ni para otros. GRACIAS
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